Hace unos días atrás YouTube me recomendó un video entrevista titulada “Un pastor y un abogado de divorcios discuten sobre el matrimonio” (la entrevista está en inglés como “A pastor & divorce lawyer debate marriage”). Tuve que clickear inmediatamente porque conocía a ambos invitados: el abogado de divorcios es probablemente el abogado de divorcios más famoso actualmente, se llama James Sexton (¿su apellido es marketing?) y hace unos años atrás empezó a aparecer en numerosas entrevistas y videos propios contando todo lo que sabía sobre parejas debido a su vasta experiencia. Su popularidad creció rápidamente porque la vida en pareja es un tema que a la mayoría nos interesa, queramos o no. El segundo invitado era Carl Lentz, quien fue pastor de la mega iglesia Hillsong (sede Nueva York) durante 10 años pero que además, tiene la gran característica de haber sido infiel a su esposa y haberse retirado del pastorado por ello.
Me aventé de cabeza al video de 2 horas y 41 minutos, que por supuesto, tuve que ver por partes.
Como tengo la mala costumbre de leer los comentarios antes de ver el video, noté la recurrencia de frases como “gracias por conversar sobre estos temas” o “es una de las mejores conversaciones que he escuchado acerca de parejas”.
El asunto es que a medida que la conversación avanzaba no podía evitar sentirme más y más decepcionada con los aportes del invitado cristiano. Y por supuesto, aquí alguien que me conozca podría argumentar que es difícil esperar buena teología de un expastor de Hillsong, una iglesia de cuestionable teología. Pero honestamente la decepción no fue por escucharlo decir herejías carismáticas liberales.
La decepción que me embargaba tenía que ver básicamente con dos asuntos. Lo primero es que la cantidad de cosas que cada uno tenía para decir era abismalmente diferente. Si ya has escuchado a James Sexton antes, te habrás dado cuenta que es un tipo increíblemente carismático, que lanza regularmente agudas y divertidas analogías, siempre tiene cosas útiles que decir, es empático, muy inteligente, y en resumen, te cautiva rápidamente. A mi me encanta escucharlo. Por otro lado, Carl Lentz solía ser algo parecido a eso y por lo tanto, uno esperaba una conversación llena de energía proveniente de ambos hombres. Pero no es eso lo que sucede. La dinámica que se da entre ambos es básicamente Sexton hablando gran parte del tiempo con muchísima energía y efusividad, Carl asintiendo a prácticamente todo lo que dice su compañero y añadiendo algunas partes de su historias y ciertos consejos o reflexiones. Además necesito comentar la calidad de entrevistado que fue cada uno ya que James estudió a quien iba a ser su compañero de entrevista y vio varios videos de Carl antes de venir, lo cual habla muy bien de él.
Honestamente, creo que es de sospechar que un pastor asienta a la mayoría de las afirmaciones que presenta un abogado agnóstico acerca de lo que piensa de las relaciones maritales. ¿No se supone que la relación matrimonial es una de las relaciones (si no la más) más importante dentro del cristianismo? ¿No decimos constantemente que la relación matrimonial es un eco de la relación que se celebrará entre Cristo y la Iglesia? ¿Y no se supone también que los principios para una relación matrimonial sana y correcta están en las Escrituras? ¿Cómo puede entonces un pastor no tener nada que objetar a lo que dice una persona ajena a ellas? Creo que para muchos no creyentes la imagen es clara: La Biblia no tiene nada que aportar a las relaciones de pareja fuera de lo que un abogado, psicólogo o cualquier persona pueda aprender de los libros seculares (y el ejemplo de ello es el ex pastor).
En segundo lugar, creo que hay un asunto más peliagudo que el primero. Lo que me pareció realmente desgastante de la conversación no fue ninguna herejía antibíblica, fue justamente el hecho de que sonaba como la mayoría de los hombres cristianos medianamente preparados que conozco. ¿A qué me refiero? No sé si se han encontrado conversando con alguien cristiano casado y comenta algo como: “Si yo no fuera cristiano, quizá hace cuánto habría terminado este matrimonio” o “si no fuera cristiano no estaría en esta relación” y todas las versiones posibles de esta frase. Lo he escuchado muchas veces y ¿saben qué? Entiendo lo que quieren decir. Yo también usé esa frase un par de veces, pero siempre quedaba con una sensación extraña.
Durante el transcurso de la conversación, Carl hace uso de la mismísima frase y para mi deleite, James Sexton pone una cara de sorpresa y/o desagrado. En cuanto su compañero termina de hablar, él le dice que lo que acaba de decir le suena tremendamente triste. Y entonces me terminó de hacer click. ¿Qué es lo que le parece tremendamente triste de esa frase a James pero también a mi? Me terminó de hacer click porque a mi también me pareció tremendamente triste que su esposa escuche que probablemente él no estaría con ella si no fuera por su título de cristiano. ¿En qué sentido no estaría con ella? ¿No estaría con ella porque no se habría casado con ella? ¿No habrían sido novios tampoco? ¿O él ni siquiera se hubiera fijado en ella porque nunca le habría gustado? ¿En qué sentido no estaríamos con una persona si no fuéramos cristianos? Entiendo perfectamente que para una persona no cristiana esto suene triste porque se siente un pequeño tufillo a obligación más que a placer dentro de la relación. ¿Estás casado con esa persona solamente porque encaja dentro del molde de una persona cristiana pero no porque realmente te gusta y disfrutas de estar con ella?.
Cuando una persona se da cuenta que debe cuidar su salud su alimentación suele cambiar. Pasa de frecuentar chatarra a comer vegetales, frutas y granos enteros. Pero si esa persona no es capaz de disfrutar la comida saludable, si no es capaz de disfrutar un plato equilibrado, de que los tomates sean deliciosos en su boca, es altamente difícil mantener esa manera de comer, ¡porque necesitas comer por el resto de tu vida!. Quienes ven las dietas como solo un corto periodo en su vida y luego vuelven a comer igual (porque disfrutan de la comida chatarra) nunca llegan a tener una vida realmente saludable. ¿Ayuda el saber que debes cuidar tu cuerpo? ¡Sin duda! Te da una base sólida para hacer lo que estás haciendo, pero disfrutar de la comida saludable hará el camino muchísimo más transitable y sobre todo, funcional. Lo mismo ocurre con el matrimonio, ¿sirve ser creyente para tener un matrimonio saludable? ¡Sin duda alguna! Nos sienta la base filosófica y espiritual para llevar un matrimonio sólido, pero encontrar una pareja que te guste, que admires, que encuentres guapo, que te haga sonreír y, en general, que disfrutes hace el camino mucho más transitable y por sobre todo, duradero.
Ahora, es verdad que el matrimonio por enamoramiento es históricamente bien escaso y por lo tanto, hay muchísimos casos de personas a lo largo de la historia que se han casado por obligación, por conveniencia, por arreglo o simplemente por la presión de pertenecer al grupo de los casados (como he visto en mi contexto suceder muchas veces). Sin duda en esos casos puede que sea difícil encontrar al principio que las parejas se vean el uno al otro con admiración o encantamiento, pero si somos cristianos, si el Espíritu Santo habita en nosotros entonces estamos capacitados para amar a nuestro cónyuge con un amor especial, un amor que nos hace cada día soportar, tolerar pero también servir y disfrutar al otro. El punto que trato de hacer notar es que si no fuéramos creyentes, probablemente también nos habríamos casado con esa persona por otra razones que no fueran amor, y entonces todo habría sido muchísimo más difícil. Es decir, el ser cristiano no debería interferir en escoger aquello que te gusta, aquello que deseas si es bueno. Sabemos que el pecado mora en nosotros y eso dirige nuestros deseos cuando no tenemos al Señor, pero cuando Él nos da un nuevo corazón, nuestros deseos cambian y a medida que vamos siendo conformados más y más a la imagen de Su Hijo, entonces nuestros deseos se van acomodando más también.
Cuando yo usaba esa frase refiriéndome a mi matrimonio, trataba de decir que la base de mi relación es Dios y sus mandatos. Pero cuando decía eso es probable que muchos entendieran que en el fondo de mi corazón yo quería estar viviendo una “divertida vida de soltera”. El matrimonio está diseñado para disfrutar de otra persona y para hacerla disfrutar a ella también (¡aunque Pablo también dice que está bueno quedarse soltero!).
Yo no sé si Carl Lentz hubiera escogido a su esposa no siendo cristiano, pero lo que sí sé es que es una lástima escuchar tantas frases clichés de su boca luego de haber pasado por una experiencia tan fuerte como una infidelidad. No pretendía ser mi tema aquí, pero por supuesto, ningún creyente está libre de pecar y eso incluye la posibilidad de engañar a tu pareja. Pero es curioso y decepcionante que incluso después de eso e incluso después de haber pasado por una restauración en tu matrimonio y la bendición increíble de una esposa que quiera seguir adelante contigo no tengas más palabras de redención, sabiduría o consuelo para cualquier matrimonio. Estar casado no es una obligación en el cristianismo, aunque muchas veces se sienta así en ciertas iglesias. No necesitas casarte para ser más santo o para tener un mejor estatus. Estar casado es un pacto entre dos personas que se disfrutan entre ellas. Se disfrutan. Y no necesitas ser cristiano para ello, pero si lo eres, deberías poder hacerlo aún mejor, añadiendo servicio y gracia junto al disfrute.